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Blanca Zapatero: "Ni toda la sexualidad se reduce al sexo, ni todo el sexo se reduce al coito"

Es importante tomar consciencia de lo que significa el sexo y con qué relacionamos la sexualidad, porque desde esas ideas, conceptos, sentimientos, experiencias, prejuicios, etc. es desde donde la vives -asegura Blanca Zapatero, socióloga-.


La mayoría de las veces se relaciona la sexualidad con los genitales o con la “reina por excelencia de las prácticas sexuales”: el coito. Aunque hemos avanzado en cuanto a conocimientos de sexualidad, para muchas personas la sexualidad se reduce a eso.

Gracias a la popularización de los métodos anticonceptivos, el ejercicio sexual se distanció de la sola procreación y la acercó al placer.

El papel de la religión en la sociedad también hizo mella en cuanto a sexualidad. Por ejemplo, la Iglesia católica extiende el ‘pecado de la carne’ hasta los deseos, pensamientos e imaginaciones. Pero gracias a la pérdida de peso de esta en su influencia, conocemos más y nos sentimos más libres de disfrutarla y cuidarla.

Como dice el psicólogo y sexólogo Joserra Landarroitajauregi: ‘El sexo no es algo que se tiene o algo que se hace; el sexo es algo que es. Precisamente porque somos: hacemos y tenemos.’

Aunque implique ciertas estructuras biológicas, la sexualidad es una experiencia históricamente constituida a través de la relación con uno mismo y con los demás.


La orientación sexual más reconocida y visible es la heterosexual, es decir, cuando nos sentimos atraídos por personas del género diferente al nuestro. Y esta orientación reina sobre las demás porque tanto la religión, la cultura, el estrato social al que perteneces, la medicina e incluso algunos regímenes políticos han considerado (y según dónde, aún consideran) la natural y legal.

¿Por qué? Porque solo así se pueden tener hijos, que para eso se folla, no?

Y mientras tanto, las vivencias sexuales ‘no corrientes’ se han visto ocultadas o peor, catalogadas de perversas y enfermizas.


Y si nuestro sexo biológico (cromosómico, gonadal y genital) coincide con nuestro sexo sentido, es sencillo. Pero, ¿qué pasa si me siento mujer y mis genitales son los que solemos asociar con los hombres? ¿Qué pasa si tengo vulva y pechos pero me identifico con lo que la sociedad entiende por ser hombre? Entonces ya no es tan sencillo… Las personas que viven esta situación son personas trans.

La sexualidad no es lo que debe ser, sino lo que somos y lo que disfrutamos siendo. Ni si quiera es fija y constante, la vamos construyendo, modelando, adaptando según vamos experimentando. No hay dos sexualidades idénticas, como no hay dos vidas iguales. Hay tantas sexualidades como personas.



La educación sexual que tenemos es la responsable de esta realidad. Solo hace falta recordar las (pocas) charlas que nos daban en el colegio sobre cómo poner un preservativo en un plátano para no contraer ninguna enfermedad ni quedarse embarazada. Y fin. Ni una fruta para mostrarnos la vulva. Además de que el trasfondo del mensaje era que el sexo se reducía al coito. Si no, dime en qué piensas cuándo te preguntan por tu “primera vez”. ¿En el primer beso? ¿En tu primera masturbación? ¿En tu primer orgasmo?




Como sostiene la OMS, la sexualidad es un aspecto central del ser humano que se vive y expresa durante toda la vida de muchas maneras.

La sexualidad necesariamente lo invade todo en la vida de la persona, de una u otra forma, por más que intentemos camuflarla. El ser sexuado es constitutivo de la persona humana. Pero recordemos que ni toda la sexualidad se reduce al sexo, ni todo el sexo se reduce al coito.


Hemos avanzado, pero queda mucho camino por andar.”

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